domingo, 19 de agosto de 2012

Para que el lector se pueda hacer una idea más clara de las cosas que cuento, añado una foto de Mayo de 1997 en la que aparece Emilio Sanchez Vicario flanqueado de izquierda a derecha por Josep Mª Blanch, yo y Xavier Gusi. La foto era una de las varias que se hicieron para completar la entrevista que le hicimos a Emilio en la sección El café del Club de nuestra revista Bola de Set. El tenista ya no era el número  del ranking español y empezaba a meditar la posibilidad de retirarse después de superar una grave lesión que le apartó de las pistas durante varios meses. Eran momentos de cierta tensión porque él y un grupo de tenistas habían impugnado el proceso electoral de la FET y le dimos oportunidad de que pudiera exponer su versión de los hechos con total libertad. Se tocaron diferentes temas y a día de hoy, quince años después, sus vaticinios, por ejemplo, sobre el futuro del tenis femenino se han cumplido casi al pie de la letra.

Lo que no termino de entender es porqué no incluimos en el reportaje la foto en la que estábamos los cuatro. Me temo que nos pasamos de modestos... Incluimos una, sin embargo, en otro apartado, en el que un buen amigo, Emilio Lisón escribió acerca de un detalle que Sanchez Vicario y su entrenador, "Pato" Alvarez, habían tenido con un socio del club que pasaba por un momento delicado. En la foto aparecían los dos con el socio en cuestión. 

Como las declaraciones de Sanchez Vicario eran particularmente interesantes invitamos a representantes destacados de las entidades aludidas en sus declaraciones, FEF y FCT, a que expusieran sus argumentos  pero como teníamos un número de lectores parecido al del periódico La Razón y no teníamos posibilidades de aumentarlo con los medios de comunicación afines, como la Cope, Intereconomía, etc. para conseguir más difusión, no nos hicieron ni caso. En fin, las cosas de la vida...

Ahí va la foto:



sábado, 18 de agosto de 2012

"El color del maldito cristal" era una de las secciones de Bola de Set, la revista del Club de Tennis L'Hospitalet en cuya confección nos alternábamos Josep Mª Blanch, Xavier Gusi y yo, según la actualidad o el interés del tema que se quisiera plantear. Siempre había una propuesta más interesante que las otras y era la que se escogía, aunque en ocasiones mandaba la disponibilidad de tiempo de que dispusiera su autor para desarrollarla. Lo mismo podía tratarse de una pequeña encuesta sobre un determinado tema o suceso polémico, como un artículo de opinión acerca de la diferente manera de hacer las cosas o de valorar las hechas, según fuese el color del cristal con el que se mirase.

La sección la abrió con el primer número Xavier Gusi, con un artículo dedicado al formato del Campeonato Social de Tenis y se invitó a dar su opinión a los nº 1 del club en aquellos momentos, Josep Mª Monsó e Isabel Delafuente. 

Fue un buen ejemplo de como se pueden interpretar las cosas según quien las mire y el acierto de plantear la sección en la revista para que todo el mundo pudiera exponer su punto de vista sin ningún tipo de trabas. También, de como se puede discrepar y poner "a caer de un burro" al contrario (en este caso los propios redactores de la revista) sin perder las formas y con un buen uso del sentido del humor. Monsó se despachó a gusto y lo cierto es que estuvo contundente y divertido, aunque su punto de vista fue precisamente el que había provocado que la Junta acometiera la reforma del formato para evitar incongruencias y privilegios.

En el siguiente número y por alusiones le repliqué con otro artículo, en el que reconozco que llené la pluma a partes casi iguales de tinta y de veneno, pero es que su mordacidad fue una fuente de inspiración para la mía. 

Los artículos de Xavier Gusi, Isabel Delafuente, Josep Mª Monsó y mío creo que son un buen ejemplo de como se pueden exponer puntos de vista distintos, de forma clara y contundente, con rigor no exento de ironía y de forma tal que la persona ajena a la polémica puede hacerse una idea bastante clara del tema en cuestión y sacar sus propias conclusiones.


Ni que decir tiene, que la relación entre todos siguió siendo excelente y las discrepancias continuaron, pero la sangre nunca llegó al río simplemente porque nunca hubo. Todos teníamos claro que eramos directivos (antiguos o en activo) aficionados, que hacíamos nuestra tarea de manera altruista y lo mejor que podíamos, dentro de la disponibilidad de tiempo que nos dejaba el trabajo, la familia... y los poderes fácticos y los auténticos, o sea, los del "ordeno y mando" de toda la vida, aunque la mano ejecutora de la orden estuviera envuelta en guante de seda.

jueves, 16 de agosto de 2012

Si además del sentido común se usan unas ciertas dosis de sentido del humor auténtico, las cosas, los hechos o las personas se suelen ver de una forma bastante parecida a como son en realidad y el color del cristal se "universaliza".

Por cierto, conviene recordar que sentido del humor no quiere decir reirse de todo bicho viviente y que todo es objeto de broma, sino que se debe aplicar con tacto, discreción y oportunidad y debe aceptarse con buen ánimo cuando ese sentido del humor nos lo aplican los demás a nosotros, que es precisamente cuando se demuestra que se posee.

Imparcial... Independiente... Inconformista... Democrático... 

Son términos tan manoseados y utilizados de forma tan abusiva por quienes nunca lo han sido, que se vuelven inutilizables hasta para quienes lo son de verdad. Se publican, programan o editan en cantidad cada vez mayor, subproductos informativos que alardean de tales cualidades y que incluso tienen la desfachatez de "bautizarse" con ellas. Subproductos periodísticos, radiofónicos o televisivos que dan cobijo a profesionales de notable mediocridad, sobresaliente capacidad de aburrimiento, nula imparcialidad y escaso talento, aunque sean, eso sí, maestros en el uso del insulto, la calumnia y el "arte" de arrimarse al sol que más calienta. Porque no nos engañemos, de tontos y de escrupulosos no tienen un pelo y saben perfectamente que sus condiciones naturales no dan para trabajar en los grandes medios de difusión, pero son apropiados para servir, a muy buen precio, a quienes solicitan sus servicios. En el bien entendido de que si se les pagara más por hacer lo contrario de lo que hacen, dicen o escriben, bastantes de ellos se cambiarían de bando.


El autor de este blog nunca se ha considerado un ejemplo de las características mencionadas pero, pasados los años, visto y oído lo suficiente para poder comparar -que no es nada malo si se hace con propiedad-; pues, bueno, creo que dentro de lo que cabe se me puede considerar poseedor de una dosis aceptable de todas esa cosas.


A la hora de analizar hechos, actitudes, opiniones, etc. es aconsejable hacerlo con calma, objetividad y sentido común. Esto último es esencial y voy a intentar que se note en los artículos o comentarios de este blog que lo requieran. Como casi todo el mundo sabe, es el menos común de los sentidos; pero el tenerlo en cantidad apreciable permite: 


a) reconocer los errores de los que te caen bien y los aciertos de quienes te caen mal, con lo cual la asumida parcialidad es más aparente que real y no resulta dañina para nadie; 


b) ser dependiente, sí; pero de la educación, el buen gusto y el respeto a las opiniones de los demás, aunque no se compartan pero estén defendidas con rigor y ausencia de «visceralidad» y 


c) conformista, pero sólo ante la propia manera de ser que, por mucho que haya sido el esfuerzo personal a lo largo de la vida para mejorarla, no hay que olvidar que es de nacimiento, no de vicio y, por lo tanto, de difícil arreglo, aunque, evidentemente no es aceptable lo de «es que yo soy así...», que denota auto-complacencia y que no se ha hecho, ni se piensa hacer, ningún esfuerzo por mejorar.


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