domingo, 6 de septiembre de 2015

MOTIVOS SECUNDARIOS

PARA COMPRAR UN LIBRO

No pretendo pontificar o hacer un estudio medianamente serio sobre la cuestión. Es una consideración sobre el porqué, sin mediar un interés directo por la obra, su autor o autora y el tema compré determinados libros. Adquiridos, pues, por un impacto visual o una atracción instantánea capaz de hacer desoír las advertencias de la Razón en el sentido de pensármelo mejor, no caer en la tentación de lo inmediato, por atractivo que fuera, y recapacitar si verdaderamente me era necesario comprarlo. Que no fuera víctima, como otros, de un fervor efímero pasado el cual, lo iba a conducir inexorablemente a un estante del que no se movería más que para ser alojado en otro lugar en un futuro reordenamiento de la biblioteca.

Comprado por su título, el diseño de su portada, la pinta de quien lo escribió -si había foto- o, si contenía imágenes, por una foto concreta.

¿Supone ésto mucho en el total de las adquisiciones a lo largo de tantos años? 

Bien mirado, no; pero tampoco es un número despreciable y es digno de tenerse en cuenta. Admito que en bastantes de esas ocasiones me he pillado los dedos y con el tiempo he controlado el impulso comprador; pero, claro, la cabra tira al monte y he tenido recaídas. También, imagino que en algunas ocasiones en que no compré, debería haberlo hecho. 

La cuestión es que hace unos días me vino a la memoria un fotógrafo inglés de larga trayectoria como reportero durante varias décadas: TERRY FINCHER, que simultaneó su trabajo como reportero de guerra en Vietnam y en diversos conflictos de carácter más local, con el seguimiento de la Familia Real Inglesa, actores y actrices, crímenes... Tal como él lo distribuye en los capítulos de su libro: 

THE FINCHER FILE: Suez-The turning point, Learning the trade, Crime and punishment, Royalty, Biafra, Vietnam, Famous faces, etc.  

Pues, bien, éste es un caso claro de libro comprado por una imágen; aunque lo cierto es que era interesante por muchos más motivos. Motivos, sin embargo, que es posible que no hubieran sido suficientes sino hubiera existido tal foto: ésta, de la Princesa Margarita de Inglaterra. 


No he conseguido encontrar esta foto en Internet, de forma que he debido fotografiarla del libro The Fincher File, con lo cual la calidad no es la adecuada. Con todo, permite apreciar, aparte de la belleza intrínseca de foto y modelo, la habilidad de Fincher para dejar vislumbrar el liguero de la Princesa sin enseñar más de la cuenta.

No es que yo fuera admirador de la princesa o sintiera interés por este tema, aunque siguiera en su momento las tribulaciones de la pobre en su frustrado deseo de casarse con el Capitán Townsend (nota 1). Las seguía a través de las revistas que compraba mi madre, Primer Plano, Hola y otras. El Hola hizo un seguimiento exhaustivo del caso y mis hermanos y yo, que leíamos lo que caía en nuestras manos, pues estábamos al tanto de cosas que, en rigor, nos importaban un rábano, pero, bueno, era lectura y había muchos "santicos"... (nota 2)

El libro lo compré en Vip's de Rambla de Cataluña al poco de abrirse, a principios de los 80s, me parece recordar. En la entrada había un largo estante con libros extranjeros de gran formato a unos precios muy asequibles, nada normales hasta entonces para libros de ese tipo.

Lo cierto es que eran muchas las fotos interesantes y abarcaban muchos temas, no en balde eran un reflejo de muchos años de trabajo en muy diversos frentes, fueran o no de guerra. No obstante, lo que me impactó fue la foto de Margarita, ya muy de baja en aquellos años 80s y el recuerdo de sus desventuras seguidas a través del HOLA!

Estas otras fotos también pertenecen al libro de ese gran fotógrafo, Terry Fincher.


A pesar de su belleza y fotogenia, la carrera como actriz de Lynn Frederick
fue poco brillante. Se la recuerda más por haber sido la última esposa de Peter Sellers.
Terry Fincher siguió su trayectoria desde muy joven. 
Terry Thomas

Aden

Irlanda del Norte

Vietnam

Julie Ege

El autor, en los 80s, con una pequeña parte de su obra.

De todas formas y pasados los años, no escarmiento: si por causas que sean el libro me entra por los ojos, lo compro. Y si sale con barba, San Antón y si no, la Purísima Concepción.

Nota 1. El Capitán Townsend y Margarita:




Nota 2. 
Antiguamente, en algunos lugares, a las fotos o ilustraciones de las revistas las llamaban santicos, como si fueran imágenes de santos. 
Recuerdo que mi madre, cuando de pequeño me veía un poco mustio, cogía La Vanguardia o una revista y me decía algo así como, "¡Venga, vamos a ver los santicos." 
Y me leía los pies de foto, no se si tal cual o improvisando para hacérmelos más pasables.

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