lunes, 12 de marzo de 2018

REGRESO AL PASADO, Cuento patético



del LAGO ESTANGENTO a TORREMANZANAS, terminando con EL THE TIMES 


Érase una vez, en un hogar de clase media de la calle Aribau de Barcelona, allá por los años 40s y principios de los 50s. Allí vivía una familia –la mía– de clase media oscilante, es decir, que según fueran las cosas podía estar un poco por arriba o por debajo de la media. Estaba formada por los padres y tres hijos: chico-chica-chico (yo), por orden de aparición en el escenario. Cuando la hora de la comida y la cena coincidía con el Diario Hablado de Radio Nacional, espacio sucesor del Parte de Guerra del Cuartel General del Generalísimo, era frecuente escucharlo, aunque lo cierto es que no se prestaba demasiada atención a lo que se decía porque conversábamos. En alguna ocasión, si estaban dando una noticia que le interesaba a mi padre, callábamos (más bien, nos hacía callar). El DH se retransmitía obligatoriamente por todas las emisoras, fueran públicas o privadas; así que, o se escuchaba aquel soporífero espacio informativo o se apagaba la radio, cosa que algunas veces se hizo.

Con todo, tenía momentos divertidos desde el punto de vista de unos niños de entre doce y seis años. Escuchar determinados discursos de los prohombres del Régimen resultaba verdaderamente cómico para unos niños inmunes de nacimiento a los lavados de cerebro o, al menos, poco dados a comulgar con ruedas de molino, más que nada, por lo bastas que eran.

Para nuestros padres, que habían nacido durante la primera década del Siglo XX y conocían lo que había sido el reinado de Alfonso XIII, la Dictadura de Primo de Rivera, la 2ª República, el Golpe de Estado, la Guerra Civil –vivida y sobre todo sufrida en Barcelona–  y las consecuencias de ésta; escuchar ciertas informaciones y comentarios les resultaba indignante y conducía a apagar la radio.

Pues bien, al dar el Parte Meteorológico, en la época invernal, cuando apretaba el frío y eran frecuentes las nevadas o las heladas, había un lugar que solía destacar como el más frío: EL LAGO ESTANGENTO. A lo largo de los años que fue obligatorio el Diario Hablado, lo escuchamos infinidad de veces: el Lago Estangento.

Muchos años después, cuando el catalán dejó de estar prohibido y se pudieron recuperar los nombres originales de personas y lugares me enteré de que el Lago Estangento era el Estany Gento. Se trataba de la habitual castellanización de nombres catalanes por su correspondiente (es un decir) en castellano. El problema es que los traductores tenían órdenes de castellanizar y como algunos de ellos no andaban sobrados de conocimientos ni de sentido común, en lugar de traducir su nombre original “Estany Gento”, por Lago Gento, lo hacían a lo bestia: así lo que se había escuchado nombrar a alguien como estany gento quedó convertido en estangento y como se trataba de un lago –hasta ahí llegaban- pues vieron con meridiana claridad que aquella masa de agua era el Lago Estangento.

Pasaron los años, llegó televisión, la pseudoDemocracia, las televisiones privadas... y, hace unos días, en el espacio “El Tiempo”, de Roberto Brasero, un excelente Parte Meteorológico, por cierto, aunque a veces se ponga algo pesado, se ha producido el Regreso al Pasado:

En un cartel, a espaldas de Brasero, escrito y también dicho por él, uno de los lugares más fríos de la noche anterior había sido: EL LAGO ESTANGENTO.

Sí, 60 0 70 años después, aunque imagino que debe ser algo habitual en cualquier medio informativo y no se trata de ningún hecho puntual; simplemente, me di cuenta en ese momento.

Y me vino a la memoria un alumno al que le di clases de Estadística hace unos años, ya afincado en Alicante, Antonino, casado y a punto de ser padre –posteriormente también le daría clase a su esposa– persona inteligente y con una enorme capacidad de trabajo, natural de… TORREMANZANAS. Gracias a él me enteré de que su pueblo era en realidad, LA TORRE DE LES MAÇANES. Alguien, en su momento, y con la misma capacidad de traducción que el citado antes, había hecho un rebautizo sui géneris del nombre del pueblo.



Curiosamente, unos minutos después ver El Tiempo, en un serial televisivo, uno de los personajes decía que había leído un artículo en “El The Times”. No, “en el Times” o “en The Times”: en “El The Times”.

En fin…

PD: Al pedirle a Word que le dé un vistazo a la ortografía sólo me indica que en vez “estangento”, ponga “estamento”. ¡Pues, vaya!


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