del LAGO ESTANGENTO a TORREMANZANAS, terminando con EL THE TIMES
Érase una vez, en un hogar de
clase media de la calle Aribau de Barcelona, allá por los años 40s y principios
de los 50s. Allí vivía una familia –la mía– de clase media oscilante, es decir,
que según fueran las cosas podía estar un poco por arriba o por debajo de la media.
Estaba formada por los padres y tres hijos: chico-chica-chico (yo), por orden
de aparición en el escenario. Cuando la hora de la comida y la cena coincidía
con el Diario Hablado de Radio Nacional,
espacio sucesor del Parte de Guerra del
Cuartel General del Generalísimo, era frecuente escucharlo,
aunque lo cierto es que no se prestaba demasiada atención a lo que se decía
porque conversábamos. En alguna ocasión, si estaban dando una noticia que le
interesaba a mi padre, callábamos (más bien, nos hacía callar). El DH se
retransmitía obligatoriamente por todas las emisoras, fueran públicas o
privadas; así que, o se escuchaba aquel soporífero espacio informativo o se
apagaba la radio, cosa que algunas veces se hizo.
Con todo, tenía momentos
divertidos desde el punto de vista de unos niños de entre doce y seis años.
Escuchar determinados discursos de los prohombres del Régimen resultaba
verdaderamente cómico para unos niños inmunes de nacimiento a los lavados de
cerebro o, al menos, poco dados a comulgar con ruedas de molino, más que nada, por
lo bastas que eran.
Para nuestros padres, que habían
nacido durante la primera década del Siglo XX y conocían lo que había sido el
reinado de Alfonso XIII, la Dictadura de Primo de Rivera, la 2ª República, el
Golpe de Estado, la Guerra Civil –vivida y sobre todo sufrida en Barcelona– y las consecuencias de ésta; escuchar ciertas
informaciones y comentarios les resultaba indignante y conducía a apagar la
radio.
Pues bien, al dar el Parte Meteorológico,
en la época invernal, cuando apretaba el frío y eran frecuentes las nevadas o
las heladas, había un lugar que solía destacar como el más frío: EL LAGO
ESTANGENTO. A lo largo de los años que fue obligatorio el Diario Hablado, lo
escuchamos infinidad de veces: el Lago Estangento.
Muchos años después, cuando el catalán
dejó de estar prohibido y se pudieron recuperar los nombres originales de
personas y lugares me enteré de que el Lago Estangento era el Estany Gento. Se trataba
de la habitual castellanización de nombres catalanes por su correspondiente (es
un decir) en castellano. El problema es que los traductores tenían órdenes de
castellanizar y como algunos de ellos no andaban sobrados de conocimientos ni
de sentido común, en lugar de traducir su nombre original “Estany Gento”, por
Lago Gento, lo hacían a lo bestia: así
lo que se había escuchado nombrar a alguien como estany gento quedó convertido
en estangento y como se trataba de un lago –hasta ahí llegaban- pues vieron
con meridiana claridad que aquella masa de agua era el Lago Estangento.
Pasaron los años, llegó
televisión, la pseudoDemocracia, las televisiones privadas... y, hace unos días,
en el espacio “El Tiempo”, de Roberto Brasero, un excelente Parte Meteorológico,
por cierto, aunque a veces se ponga algo pesado, se ha producido el Regreso al
Pasado:
En un cartel, a espaldas de
Brasero, escrito y también dicho por él, uno de los lugares más
fríos de la noche anterior había sido: EL LAGO ESTANGENTO.
Sí, 60 0 70 años después, aunque
imagino que debe ser algo habitual en cualquier medio informativo y no se trata
de ningún hecho puntual; simplemente, me di cuenta en ese momento.
Y me vino a la memoria un alumno
al que le di clases de Estadística hace unos años, ya afincado en Alicante, Antonino,
casado y a punto de ser padre –posteriormente también le daría clase a su
esposa– persona inteligente y con una enorme capacidad de trabajo, natural de…
TORREMANZANAS. Gracias a él me enteré de que su pueblo era en realidad, LA
TORRE DE LES MAÇANES. Alguien, en su momento, y con la misma capacidad de
traducción que el citado antes, había hecho un rebautizo sui géneris del nombre
del pueblo.
Curiosamente, unos minutos
después ver El Tiempo, en un serial televisivo, uno de los personajes decía que
había leído un artículo en “El The Times”. No, “en el Times” o “en The Times”:
en “El The Times”.
En fin…
PD: Al pedirle a Word que le dé
un vistazo a la ortografía sólo me indica que en vez “estangento”, ponga “estamento”.
¡Pues, vaya!