Imparcial... Independiente... Inconformista... Democrático...
Son términos tan manoseados y utilizados de forma tan abusiva por quienes nunca lo han sido, que se vuelven inutilizables hasta para quienes lo son de verdad. Se publican, programan o editan en cantidad cada vez mayor, subproductos informativos que alardean de tales cualidades y que incluso tienen la desfachatez de "bautizarse" con ellas. Subproductos periodísticos, radiofónicos o televisivos que dan cobijo a profesionales de notable mediocridad, sobresaliente capacidad de aburrimiento, nula imparcialidad y escaso talento, aunque sean, eso sí, maestros en el uso del insulto, la calumnia y el "arte" de arrimarse al sol que más calienta. Porque no nos engañemos, de tontos y de escrupulosos no tienen un pelo y saben perfectamente que sus condiciones naturales no dan para trabajar en los grandes medios de difusión, pero son apropiados para servir, a muy buen precio, a quienes solicitan sus servicios. En el bien entendido de que si se les pagara más por hacer lo contrario de lo que hacen, dicen o escriben, bastantes de ellos se cambiarían de bando.
El autor de este blog nunca se ha considerado un ejemplo de las características mencionadas pero, pasados los años, visto y oído lo suficiente para poder comparar -que no es nada malo si se hace con propiedad-; pues, bueno, creo que dentro de lo que cabe se me puede considerar poseedor de una dosis aceptable de todas esa cosas.
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